No podemos continuar con un Estatuto Marco de 2003
El Estatuto Marco del personal estatutario de los servicios de salud (Ley 55/2003, de 16 de diciembre), el cual regula las condiciones laborales de los profesionales sanitarios, tiene más de veinte años de vigencia y ha quedado claramente obsoleto. En este periodo, el sistema sanitario ha experimentado cambios profundos que no han sido acompañados de una actualización normativa adecuada.
El nuevo borrador incorpora reformas imprescindibles que permitirán avanzar hacia un modelo sanitario de calidad a partir de una visión actualizada, que atienda las nuevas necesidades y apueste por un reconocimiento justo y equitativo de todos los profesionales sanitarios que lo sustentan permitiendo ofrecer la mejor atención y cuidado de la salud de la población. Es momento de avanzar por la sostenibilidad del sistema sanitario, la salud de la población y el bienestar de los profesionales.
¿Qué nos jugamos?
Plantea un necesario avance en áreas como:
- Mejora general de las condiciones laborales como elemento clave para conseguir avanzar hacia un sistema de salud eficiente y de calidad.
- Reducción de la temporalidad y más estabilidad laboral, mediante convocatorias de oferta pública de empleo cada dos años y el refuerzo de la limitación de las interinidades, favoreciendo plantillas estables y la seguridad de los cuidados.
- Nueva clasificación profesional basada en criterios objetivos de calificación, competencias y formación universitaria, con la reclasificación de las enfermeras de acuerdo con el grado universitario y el Marco Español de Calificaciones para la Educación Superior (MECU). La reclasificación es necesaria para garantizar el acceso de enfermeras a posiciones de gestión e investigación.
- Refuerza el marco legal común para todas las comunidades autónomas y unos mínimos homogéneos.
- Movilidad real y efectiva: concursos abiertos y permanentes y convocatorias anuales.
- Mayor reconocimiento de las competencias enfermeras y de la especialización. Establece áreas de conocimiento específicas para lugares de trabajo que requieran un nivel de calificación especializada.¿El resultado? Promueve un mejor desarrollo de las enfermeras, la consiguiente retención de talento y una mejor dotación de las plantillas de acuerdo con los perfiles competenciales necesarios. Además, el reconocimiento diferenciado de la enfermera generalista y de la enfermera especialista crea una base coherente para el desarrollo de la carrera profesional y la mejora retributiva futura.
- Avances en derechos laborales, conciliación e igualdad. Se refuerza el derecho a conocer la planificación de la jornada, a la desconexión digital, se recoge el teletrabajo y la obligatoriedad de planes de igualdad y de diversidad; cuestiones remarcables en el caso de un colectivo altamente feminizado como el de las enfermeras.
- Mejora de la salud laboral y regulación de jornadas, guardias y descansos, con límites claros a los excesos: descansos mínimos entre jornadas, descanso semanal garantizado y limitación de las guardias a un máximo de 17 horas. Además, se reconoce como tiempo de trabajo la docencia, la investigación, la tutoría y la gestión enfermera.
¿En qué situación nos quedamos si no se avanza en la actualización del estatuto?
No avanzar en la aprobación del nuevo Estatuto Marco supondría mantener una situación que impacta negativamente tanto a los profesionales como a la ciudadanía:
- Deterioro progresivo de la calidad de la atención y de los cuidados en la población.
- Cronificación de la temporalidad y la precariedad laboral: fuga de talento, inestabilidad de las plantillas y falta de continuidad asistencial. La actualización del estatuto recoge oposiciones bianuales y limita la temporalidad. Si no se avanza en estas medidas, se continuará alimentado la temporalidad estructural y la precariedad e inestabilidad laboral.
- Ausencia de reconocimiento real de las competencias y especialidades enfermeras, con consecuencias directas en la desmotivación, el desgaste profesional y el burnout.
- Clasificación profesional obsoleta, la cual limita el desarrollo profesional de las enfermeras y debilita la eficiencia y la sostenibilidad del sistema sanitario. Las enfermeras no podemos continuar de manera sistemática en el A2 y que se nos impida un mayor desarrollo de nuestra carrera profesional, el acceso a cargos de gestión y una retribución adecuada a nuestra formación.
- Dificultades graves para la conciliación y el descanso de calidad, con poca previsión de turnos, sobrecarga laboral e impacto directo en la calidad de los cuidados.
- Jornadas y guardias excesivas, con un aumento del riesgo de agotamiento profesional y un demostrado impacto en la atención y los cuidados.
- Desigualdades territoriales y falta de equidad asistencial.
En definitiva, sin un nuevo Estatuto Marco, pierde el sistema sanitario, la sociedad y los profesionales sanitarios. Actualizar esta norma no es solo una necesidad laboral y de cuidado de los profesionales, sino una inversión imprescindible en salud de la población, la calidad asistencial y la sostenibilidad del sistema sanitario.