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Se entiende por maltrato el acto único o reiterado que causa daño, sufrimiento a una persona mayor o la falta de medidas apropiadas para evitar ese daño y, que se produce en una relación basada en la confianza.

Este maltrato no es solo físico, que puede ser el más evidente, sino que también existe el abuso psicológico o emocional, el abuso sexual, la violencia por razones económicas y materiales o la negligencia y falta de cuidados adecuados. Otra forma de maltrato es la estigmatización o discriminación por razón de edad.

“Es un tema grave, que muchas veces pasa desapercibido y aún es considerado tabú por la sociedad, que sabe que existe, pero que no quiere ver y que causa un gran sufrimiento en las personas que lo padecen”, explica Rosario Serra, vocal de Geriatría del COIBA y miembro de ABIGG.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 15,7% de las personas de 60 años y más son víctimas de maltrato, aunque reconoce que esta cifra es muy inferior a la situación real -es solo la punta del iceberg- porque muchas personas mayores que son maltratadas no denuncian o no pueden denunciar.

Las causas de la existencia del maltrato son múltiples e incluyen factores individuales de la propia persona mayor, como su salud física y mental, factores comunitarios como el aislamiento social de cuidadores y personas mayores, o factores socioculturales como los estereotipos negativos que consideran a las personas mayores una carga y desprovistos de valor.

Al ser un tema multifactorial, su abordaje también lo es. “Se necesita la implicación de la sociedad, adoptando una actitud positiva hacia los mayores, reconociendo su potencial social, económico y cultural, promoviendo servicios específicos para evitar el maltrato a las personas mayores o cuidando al cuidador, entre otras estrategias”, apunta Serra.